En lugar de perseguir nuestra muerte, Jehová envió bondadosamente a su propio Hijo para que fuera nuestro gran Sumo Sacerdote, cuya muerte significó que pudiéramos salir libres, sin temor a la ira de Jehová contra nosotros. El Evangelio es, ante todo, la historia de cómo Jesús agotó la ira de su Padre contra los pecadores malvados como tú y como yo, haciendo la paz para nosotros mediante su muerte en la cruz. Alégrate: puedes irte libre, porque tu sumo sacerdote ha muerto por ti.