A su esposa, la Iglesia, Jesús le anuncia para siempre que su iniquidad ha sido borrada. Jesús, que no conoció pecado, fue hecho pecado por ti, cargando sobre sí tu iniquidad y tu falta de fe en el pacto, para que pudieras convertirte en la justicia de Dios (2 Cor. 5:21) y para que Él pudiera tomarte como esposa para siempre.