Durante muchos años, Moisés había sido el único mediador del pacto, hablando cara a cara con Dios, pero ahora Jehová llama a otros setenta ancianos a una experiencia directa de su Espíritu. Más aún, incluso Eldad y Medad recibieron el Espíritu, a pesar de que permanecieron en el campamento. Vemos en este pasaje una clara expansión del número de personas con las que Jehová trata directamente.