Aunque gran parte del Levítico se centra en lo que Israel debe hacer para mantener su santidad y su limpieza a fin de poder habitar en la presencia de Jehová, es importante recordar que la presencia de Jehová no es una imposición, sino un acto de extraordinaria fidelidad. Jehová fue fiel al rescatar a su pueblo de Egipto para que pudiera habitar con él, y por eso llama a su pueblo a ser santo, como él es santo.
Este principio es válido hoy en día: si Jehová fue fiel en cumplir sus promesas incluso enviando a su propio Hijo a morir por nosotros, ¿no deberíamos reflejar su fidelidad cumpliendo los votos que hacemos a otras personas y a Él?