He aquí el versículo crucial de lo que Jacob dice acerca de Judá: “No será quitado el cetro de Judá, Ni el legislador de entre sus pies, Hasta que venga Siloh; Y a él se congregarán los pueblos.” (Gen. 49:10). Este vívido versículo transmite una misma idea de muchas maneras: de Judá, Dios acabaría levantando reyes, y el cetro nunca se apartará de estos reyes del linaje de Judá. Alguien del linaje de Judá reinará como rey, y no sólo gobernará sobre sus hermanos (Gen 49:8), sino que Judá incluso mandará “la obediencia de los pueblos“, es decir, de los pueblos de todo el mundo.