De repente, en la narración de José, la tipología ha cambiado. En Génesis 44, no vemos a José demostrando lo que Jesús sería siglos más tarde. Aquí, José desempeña el papel de Dios Padre, exigiendo justicia.
En cambio, es Judá quien prefigura al Señor Jesucristo, y es apropiado que lo haga. Aunque José es un hombre justo, no le corresponde convertirse en el antepasado humano de Jesucristo; ese honor le corresponde a Judá, por lo que es necesario que en algún momento este empiece a representar el papel.
Y eso es exactamente lo que vemos que ocurre en Génesis 44.