Dios no eligió a las personas más ejemplares para traer almundo la descendencia prometida: eligió a personas como Jacob.
Y Dios sigue eligiendo a personas como Jacob: Dios nos elige a ti y a mí para que Él obtenga toda la gloria en Jesucristo. Como Jacob, no podemos jactarnos de nada en presencia de nuestro Dios bondadoso y soberano.