Aunque Simeón y Leví se equivocaron al engañar a los heveos y
ejecutarlos a sangre fría cuando aún estaban muy doloridos por su circuncisión, sus palabras detienen a Jacob. No se nos dice directamente por qué no hace ni dice nada, pero parece que está controlado principalmente por el miedo, basándose en lo que dice contra Simeón y Leví en Génesis 34:30