Cuando a ti y a mí nos cueste creer a Dios, puede sernos útil recordar que Él ya ha cumplido sus promesas. En la cruz, el propio Jehová, en la persona de Jesucristo, fue quebrantado para mantener sus promesas del pacto. Específicamente, el cuerpo de Jesucristo fue quebrantado para que Dios pudiera imputar la justicia de Jesús a nosotros que creemos en él para la salvación.