Jesús nunca fue el Plan B. Jesús siempre fue el propósito máximo de Dios para la salvación del mundo, algo que vemos por la introducción de Melquisedec aquí en Génesis 14. Aquí, en el primer enfrentamiento entre Babilonia y Jerusalén, vemos a Jesucristo anunciado, pero de una manera velada, ensombrecida, que sólo comprenderemos plenamente cuando leamos el resto de la historia.