Existe una hermosa simplicidad en Génesis 1 que enmascara su rica profundidad teológica. No hay nada sobre la descripción directa de la creación de cada día ni sobre la repetición del decreto de Dios que crea la creación (“Hágase…”) o de declarar que toda su creación es “buena” que clasifique este capítulo como uno de los pasajes más difíciles de leer en la Biblia. Aun así, este pasaje es fundamental para comprender el resto de la Biblia