Esta meditación no ofrece espacio suficiente para desentrañar todas las implicaciones de la soberanía de Dios con la responsabilidad humana, pero deberíamos salir de pasajes como Éxodo 7 con este pensamiento: Los caminos de Dios son más altos que nuestros caminos, y sus pensamientos son más altos que nuestros pensamientos. Él hace lo que quiere en el cielo y en la tierra, pero no puede pecar, y nunca es el autor del pecado de nadie.