Dios promete caminar con nosotros a cada paso del camino, proveyéndonos todo lo necesario para lo que nos pide que hagamos, incluso cuando nos envía directamente al peligro y a la persecución. Medita en las palabras de Jesús: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra …. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt. 28:18, 20).