Como cristianos, estamos llamados a caminar en la santidad de Dios porque Él habita en nosotros y porque nos pide sacrificios espirituales que ofrecemos por medio de Jesucristo. Somos un sacerdocio santo al que Dios ha llamado no para mediar por los pecados de los demás -sólo nuestro Gran Sumo Sacerdote Jesucristo puede hacerlo. Más bien, estamos llamados a adorar a Dios como su morada y a través de los sacrificios espirituales que le ofrecemos, especialmente cuando nos reunimos en un tiempo santo cada Día del Señor.