Los cristianos tienen una buena razón para descansar de su trabajo el domingo, el Día del Señor. Jesús terminó su trabajo en la cruz el Viernes Santo, y el Sábado (el Sabbath) descansó de su trabajo, yaciendo muerto en la tumba. Luego, el domingo, resucitó de entre los muertos como cumplimiento de la promesa del día de reposo de Dios de santificar a su pueblo.
Por lo tanto, descansar de nuestro trabajo el domingo no es una regla legalista que cumplimos para hacernos santos. Es un recordatorio perpetuo de que sólo Jehová puede hacernos santos y que nos hizo santos mediante la vida, muerte y resurrección de su Hijo Jesucristo.