Cuando nos reunimos para alabar a Jehová, nos reunimos para alabarle en la totalidad de lo que es, de lo que ha hecho y de cómo ha redimido y rescatado a su pueblo. Nuestra música debe enseñarnos y recordarnos no principalmente lo que haremos por Dios, sino más bien lo que Dios ha hecho por nosotros al crear el mundo y redimirlo de nuevo mediante la encarnación, vida, muerte, resurrección, ascensión y eventual retorno de nuestro Señor Jesucristo.
“Cantad a Jehová, porque en extremo se ha engrandecido“. (Ex. 15:21).