Si nos detuviéramos lo suficiente para reconocer lo extraño que es que el creador de todo el universo nos hable, vaya a la guerra por nosotros, incluso muera por nosotros, entonces la única respuesta apropiada sería la fe, el amor, la adoración y, en última instancia, la obediencia.
¿Cuándo fue la última vez que te sorprendiste de verdad al darte cuenta de la abundante gracia de Dios hacia ti?