Cuando oramos con suposiciones equivocadas, haríamos bien en recordar la reflexión de Robert Law: “El poder maravilloso y sobrenatural de la oración consiste, no en hacer descender la voluntad de Dios hasta nosotros, sino en elevar nuestra voluntad hasta la suya“.1 Podemos orar con fe, sabiendo que “si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.” (1 Juan 5:14-15). Así pues, debemos orar con valentía y confianza -como nos instruye el autor de Hebreos, levantando nuestras manos caídas y fortaleciendo nuestras rodillas débiles (Heb. 12:12)-, pero debemos hacerlo reconociendo que Dios es Dios, y nosotros no.
¿Sobre qué cosas estás debatiéndote hoy con Dios en la oración?