A medida que seguimos leyendo la historia de la Biblia, aprendemos dos cosas. En primer lugar, Jehová se enfurecerá contra la infidelidad de su pueblo con celos justos, pues es un Dios celoso cuyo propio nombre es Celoso (Éx. 34:14).
Pero, en segundo lugar, también leeremos que, aunque Jehová puede desechar a su pueblo durante un tiempo, su profundo amor y compasión por él hacen imposible que Jehová lo abandone para siempre (Os. 11:8). El resto de la historia de la Biblia nos narra la profunda tensión entre la celosa ira de Jehová contra su pueblo por sus infidelidades y su gran amor y compasión que le mueven a perdonarlo y reconciliarlo consigo.