Nunca nos acercamos a Dios a nuestra manera; Dios pone las condiciones para que nos acerquemos. Antiguamente, Dios llamaba a un pequeño grupo de personas, todas descendientes de un hombre, Aarón, como aquellos que tenían el privilegio único de acercarse a Él. Y todavía hoy, Jesús advierte que los que no permanezcan en él serán recogidos y llevados lejos, como las otras once varas de las tribus de Israel, y además serán arrojadas al fuego y quemadas.