En estos relatos no vemos violencia desenfrenada, sino el reino de Dios irrumpiendo en este mundo, castigando a los malhechores y preservando al pueblo de Dios por medio de la gracia. Estas escenas no se nos ofrecen para que las imitemos hoy, ya que la venganza pertenece sólo a Jehová (Rom. 12:19). Más bien, estos relatos anuncian por adelantado lo que hará el Rey Jesús cuando regrese. Vino una vez en paz como siervo manso y sufriente, pero vendrá de nuevo como poderoso rey guerrero para hacer justicia entre las naciones.