Aunque a primera vista Deuteronomio parece ser la “segunda ley” para Israel, no nos confundamos: Deuteronomio trata de la gracia de Jehová para con su pueblo. Jehová no llama a su pueblo para que sea su capataz, sino su Dios, e incluso su esposo. En la ley, más bien, Jehová revela con gracia lo que quiere de su pueblo: que lo amen con todo su corazón, alma, mente y fuerzas, y que amen a su prójimo como a sí mismos.