Como veremos más adelante en el libro del Génesis, la historia de Judá no termina aquí: madurará de manera significativa y sorprendente. Pero aun así, el propósito de Génesis 38 es demostrar que Dios no salvaría al mundo a través de personas inmaculadas, sino a través de pecadores quebrantados y miserables.
Y si Dios pudo salvar al mundo a través de la descendencia de un hombre como Judá, entonces Dios puede salvar a hombres y mujeres como tú y como yo.